Paseando en busca de sentido


Hace algunos días inicie la lectura del libro “El hombre en busca de sentido” cuyo autor fue el reconocido psiquiatra austriaco  Viktor Frankl.  Por ser judío, Frankl vivió los horrores de los campos de concentración de Theresienstadt, Auschwitz,  Kaufering y Türkheim;  sus padres y esposa con quien estaba recién casado, murieron en el holocausto nazi.

Frankl no solo logró sobrevivir a todas las torturas y maltratos de un campo de concentración sino que mientras estaba en cautiverio supo hacer un profundo análisis de sus propias reacciones y actitudes así como las de sus compañeros de  cautiverio, hecho que se constituyó en el fundamento de la Logoterapia así como de muchos escritos de inmenso valor en el campo de la psicología y psicoterapia.

En “El hombre en busca de sentido”, Frankl relata y analiza algunas de sus experiencias vividas como prisionero en los campos de concentración y a la vez expone los fundamentos básicos de la Logoterapia de la cual fue su creador.

Una tarde, caminando junto con una amiga  por el “Paseo Louis”   en Haifa,  ocurrió algo que me hizo recordar un aparte del relato que hace Frankl en su libro el cual dice textualmente:

“…los cigarrillos se podían cambiar por doce raciones de sopa y esta sopa podía ser un verdadero respiro frente a la inanición durante dos semanas.”

“…cuando veíamos a un camarada fumar sus propios cigarrillos en vez de cambiarlos por alimentos, ya sabíamos que había renunciado a confiar en su fuerza para seguir adelante, y que una vez perdida la voluntad de vivir, rara vez se recobraba.”

El “Paseo Louis” ubicado entre el templo Bahai y el hotel Dan Panorama, es un parque corredor  conocido por tener una bellísima vista hacia el  puerto de Haifa  y a una parte de la ciudad.

Mientras caminábamos, mi amiga muy preocupada porque recientemente la habían despedido de su trabajo, me hablaba de su frustración y enojo por la forma injusta como su exjefe la había tratado.  En sus doce años en el país, ella no ha podido encontrar un trabajo a nivel profesional y a pesar de haber estudiado una maestría es Israel, solo ha logrado emplearse en trabajos no calificados.  Por éstas y otras razones, mi amiga me comentaba con tristeza que se sentía vacía y cansada de cargar con sus problemas y los de sus padres.

En medio de la conversación pasamos junto a un hombre mayor de 50 años que estaba sentado solo en un banco y con una expresión de cansancio y tristeza nos dijo: “¿Tienen un cigarrillo que me regalen?”.  Inmediatamente vinieron a mi mente las palabras del libro y pensé que en nuestros tiempos y mucho después de los horrores de la guerra son muchas las personas con grandes vacíos y ausencia de deseos por seguir viviendo o encontrar un motivo para ello.

También en Israel son muchas las personas y en especial inmigrantes, nuevos o antiguos, los que se ven obligados a continuar por muchos años en trabajos no calificados o son presa fácil de personas que gracias a su posición de poder, se convierten en explotadores y procuran sacar el mejor provecho de los problemas ajenos argumentando que todo lo hacen dentro de un marco legal y están generando empleo. Es así como dentro de la ley algunas personas  le puede quitar poco a poco el sentido de la vida a otras y las ganas de luchar se desvanecen.

Ante hechos como estos, Frankl afirma, que sin importar la intensidad del sufrimiento o las pérdidas que se han tenido en la vida, lo único que no le puede ser quitado al hombre es su capacidad de decidir qué actitud tomar frente a ese sufrimiento.

Como siempre, decidir sobre el cómo y el cuándo de muchas acciones  de la vida está limitado por un sin número de factores como la influencia positiva o negativa de aquellos que tienen poder,  por lo tanto, también es necesario decidir el  cómo afrontar dicha influencia.

Muchos inmigrantes, siendo conscientes de que deben decidir qué actitud tomar frente al sufrimiento buscan cómo afrontar su situación y aunque pocos o nadie confíen en su talento o capacidades, deciden no ser explotados  sabiendo las consecuencias que esto puede traer y buscan sobrevivir de una manera que para muchos puede ser equivocada.

Es así como algunos músicos sin un trabajo fijo, que saben tocar trompeta, violín u otros instrumentos, buscan un lugar en las calles cercanas al “Paseo Louis” en el sector del Mercaz Hacarmel y con la ayuda de un pequeño equipo de sonido para colocar música de fondo, tocan sus instrumentos y viven de su pasión por la música aunque sea una vida demasiado modesta.

Trompetista en su lucha diaria.

En Israel como en cualquier otra parte del mundo, la vida del inmigrante es generalmente muy difícil, sin embargo, cuando se tiene lo que Frankl denomina la primera fuerza motivante del hombre que es la lucha por encontrarle un sentido a su propia vida, las cargas se pueden distribuir mejor y pueden ser llevadas de manera diferente.

Finalizo este artículo con otra de las frases del libro “El hombre en busca de sentido”:

“Vive como si ya estuvieras viviendo por segunda vez y como si la primera vez ya hubieras obrado tan desacertadamente como ahora estás apunto de obrar.”

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