Quienes visitan la capital de Israel, generalmente lo hacen a través de planes turísticos que usualmente incluyen visitas a los museos en Jerusalén más reconocidos como el Museo del Holocausto Yad Vashem, el Museo Torre de David en la ciudad antigua y el Museo de Israel.
Sin embargo, existen en Jerusalén otros fascinantes museos ideales para aquellos que quieren ir mucho más allá de los recomendados en las excursiones y buscan conocer a fondo acerca del pasado y presente de Israel, su cultura y creencias, mientras recorren la ciudad.
La estrella de Jerusalén es un conjunto de cinco museos cuyos objetos, arquitectura y mensaje intrínseco en sus exhibiciones permanentes y temporales los hacen sumamente especiales y dignos de ser visitados por personas de todas las creencias y trasfondo cultural.
Museo de Arte Judío Italiano
Para conocer el esplendor del arte italiano dentro de la cultura judía no es necesario viajar a Italia. En Jerusalén, el Museo de Arte Judío Italiano reúne cerca de 2000 objetos y obras de arte de notable belleza que datan desde el período del renacimiento y pertenecen a todas las provincias italianas donde se establecieron las comunidades judías.
El centro del museo es una hermosa sinagoga italiana de hace 300 años, cada uno de los elementos de esta fueron embarcados desde su lugar de origen en la villa Conegliano Veneto, por el italiano Umberto Nahon quien en los años 50 también llevó a Israel los elementos de otras 40 sinagogas especialmente el Hejal o Arón Ha – Kodesh, armario donde se guardan los rollos de la Torá y constituye la parte más importante de las sinagogas.
Lo más interesante de esta antigua sinagoga es que en la actualidad la comunidad judía italiana en Jerusalén se reúne durante los sábados y las festividades para orar en ella, es un museo vivo que conserva sorprendentemente su identidad italiana; un pedazo de Italia en Jerusalén.
«Los museos pequeños de la ciudad exhiben identidad, para entender Jerusalén y su complejidad se necesita entender todas las identidades que se encuentran aquí».
– Gilad Levian, director del Museo de Arte Judío Italiano.
Además de la antigua sinagoga el museo está compuesto por cinco salas donde se exhiben en diferentes épocas del año parte de las 2000 piezas en metal, madera, textiles, papel y elementos con materiales combinados de formidable calidad artística del renacimiento y el barroco con un profundo significado espiritual.
La exuberancia del arte italiano reflejado en la cultura judía no es lo único especial en este museo; la antigua locación donde se encuentra es una fiel representación de la complejidad cultural e histórica de Jerusalén. El edificio fue construido por alemanes católicos entre 1886 y 1887 con el propósito de albergar una escuela. En el lugar se vivieron los conflictos entre alemanes e ingleses que dominaron en la ciudad, pero luego de la Segunda Guerra Mundial, alrededor de 1950, se convirtió en una escuela judía que dio paso a la sinagoga traída desde Italia.
En el primer piso del museo se conservan en uno de los salones, los frescos del adornado techo de hace 130 años donde están representados lugares y personajes bíblicos así como figuras importantes en la historia de Jerusalén e Israel.
Las personalidades italianas que visitan Israel, incluidos ex primeros ministros como Silvio Berlusconi, pasan sin falta por este museo que es sin duda alguna un lugar imperdible, en especial para aquellos con raíces italianas.
Ubicación: Calle Hillel 25, Jerusalén
Costo de la entrada: adultos, 25 shekels; niños y estudiantes, 15 shekels; israelíes pensionados, 10 shekels.
Museo del Patio del Antiguo Yishuv
Dentro de la ciudad antigua de Jerusalén se encuentra un único museo que revive el modo de vida, tradiciones, creencias y dificultades de las familias que llegaron desde muchos rincones del mundo a cumplir su sueño de habitar en la Ciudad Santa desde la mitad del siglo XIX hasta la mitad del siglo XX y conformaron el “Antiguo Yishuv” o grupo de judíos que vivieron en la ciudad antigua de Jerusalén.
Quienes visitan este museo fundado por el filántropo sudafricano Mendel Kaplan, tienen la oportunidad de apreciar detalles muy íntimos acerca del diario vivir de familias enteras que habitaban en los pequeños cuartos de una construcción de 500 años, con mínima privacidad, sin grandes lujos, pero con la firme esperanza en la pronta venida del mesías.
Muebles, textiles, elementos de cocina, ropa y muchos otros objetos, relatan detalles muy particulares sobre las tradiciones y mentalidad de las familias religiosas durante la época del dominio otomano y británico en Israel, especialmente los aspectos relacionados con la supervivencia diaria, el nacimiento y crianza de los niños.
Objetos sencillos relatan tradiciones únicas y perdidas en torno al evento más importante en la vida de aquellos habitantes de la ciudad antigua, el matrimonio. Un ejemplo de esos objetos es el Sanduq, un baúl de madera decorado que recibían de sus padres las niñas en edad de casarse y en el cual guardaban la dote, o regalos de su prometido junto con todos los bordados que ella misma realizaba. Este baúl acompañaba a las mujeres durante toda su vida y lo recibían a la temprana de edad de ocho o nueve años. En aquellas épocas las mujeres se casaban alrededor de los 12 años y los hombres a los 13.
La curiosa manera como los padres buscaban pareja a sus hijos con base en las habilidades manuales de las candidatas para cocinar, lavar o servir el té y la importancia de ciertas tareas diarias como encender los hornos, son enseñadas especialmente a los niños a manera de juegos en los que deben realizar retos con instrumentos similares a los de la época.
Las creencias, supersticiones y el significado de los ritos y símbolos para antes y después de los nacimientos de los bebés, son explicados en este museo a través de los objetos que son testigos de la austera pero compleja vida de las familias de la ciudad antigua.
En el museo también se toca el tema de la convivencia entra las familias árabes y judías del siglo XIX que aunque tenían creencias distintas, enfrentaban las dificultades de una manera muy similar, lo cual era un motivo de acercamiento pacífico.
Debido a la alta mortandad de los bebés causada por las precarias condiciones sanitarias, las familias acudían a sus creencias populares como protección contra la muerte. Un ejemplo de ello era la ubicación cerca de las camas de una maleta con un gran ojo dibujado en su superficie, la cual utilizaban para proteger a los recién nacidos del “mal ojo”.
Las innumerables crónicas que encierra este museo permiten a los visitantes conocer un poco más de la historia reciente de Jerusalén y la forma como han evolucionado las tradiciones, los valores y el pensamiento de los israelíes en los últimos 150 años.
“En el museo se hace evidente como la vida de la mujer y su papel en la sociedad han cambiado sustancialmente en nuestros días, comparando con el estilo de vida aquí recordado, gracias en parte a los avances tecnológicos y acceso a la educación.”
—Ora Pikel, directora del Museo del Patío del Antiguo Yishuv
Ubicación: Barrio judío de la ciudad antigua de Jerusalén, Calle Or HaJaim 6
Costo de la entrada: adultos, 18 shekels; niños y pensionados, 9 shekels; estudiantes, 12 shekels; familias, 40 shekels.
Museo Sobre la Línea de Costura
En la zona por donde atraviesa la línea divisora entre Jerusalén este y oeste, conocida como línea de costura, se encuentra el Museo Socio-Político de Arte Contemporáneo o Museo Sobre la Línea de Costura.
De los cinco museos de la estrella de Jerusalén, este es el único que al ser recorrido provoca una experiencia abrumadora en el público que no es inducida por piezas o contenido de carácter histórico sino por expresiones artísticas que llegan al corazón. La razón es que las piezas exhibidas tocan temas de actualidad que reflejan la realidad mundial e israelí.
Aunque es un museo pequeño, este hace honor al dicho “los perfumes más finos vienen en frascos pequeños”, ya que por su impacto e importancia cultural fue seleccionado por el periódico The New York Times como uno de los 29 museos de arte más destacados en el mundo.
El reconocimiento del museo tanto en Israel como a nivel mundial obedece a la manera como éste ha cumplido el propósito que se trazó desde su fundación en 1999: crear consciencia, profunda reflexión y discusión a través de las obras de importantes artistas de todo el mundo, quienes con su arte exponen sobre temas como la coexistencia entre culturas, la tolerancia, la igualdad, los derechos de los animales o las ansiedades y los miedos individuales y colectivos.
El edificio donde está situado el museo fue construido por el arquitecto palestino Anton Baramki en 1932 y tiene la particularidad de conservar los agujeros dejados por las balas y el deterioro causado por la Guerra de los Seis Días.
Raphie Etgar fundador, director artístico y curador de la institución, nos comentó que quiso crear un museo único con el cual generar una conexión entre la consciencia y el sentido común y así abrir las mentes y corazones de quienes lo visitan hacia temas sociales relacionados con la convivencia, responsabilidad e identidad. En las exhibiciones de arte contemporáneo con gran contenido audio visual participan reconocidos artistas de países como Francia, Albania, Israel, Alemania, Afganistán, Argentina y Suráfrica entre otros.
“El museo envía un mensaje no a la izquierda o la derecha sino a la conciencia de las personas y a su sentido común”
— Raphie Etgar, director artístico y curador del Museo Sobre la Línea de Costura
En la exposición actual, la cual finalizará en marzo, titulada “Unprotected zone” (Zona sin protección), el tema de las expresiones artísticas gira en torno a la sensación de desprotección y vulnerabilidad latente en las sociedades hoy en día. Al igual que en las exhibiciones anteriores, abre interrogantes como hasta qué punto la sociedad y las autoridades restringen a las personas y en qué medida las decisiones morales de los individuos están influenciadas por su identidad social y cultural.
A pesar de la enorme importancia del museo para Jerusalén y el mundo, este se encuentra en una complicada situación financiera debido a que la familia benefactora que apadrinó a la institución desde sus comienzos, decidió retirar su apoyo desde el año pasado. Es por esto que, contrarreloj y por todo el mundo, el museo está haciendo una búsqueda de empresas, organizaciones o particulares que quieran apoyarlo económicamente y así permitir continuar con su importante labor cultural y educativa que estimula la reflexión.
Quienes estén interesados en apoyar al museo pueden dirigirse a David Amichai mediante el correo electrónico david@mots.org.il
Ubicación: Calle Chel Handasa 4, Jerusalén
Costo de la entrada: adultos, 30 shekels; estudiantes y pensionados, 25 shekels.
Continúa con la segunda parte de este especial aquí.
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