Quienes tienen la oportunidad de caminar por las calles de Jerusalén no sólo perciben su enorme valor histórico y religioso sino también cultural y artístico, manifestado en las numerosas obras de arte, pinturas y galerías que se encuentran por doquier. En una de esas galerías encontramos la historia de vida de un gran artista judío de reconocimiento mundial, que encontró en el alfabeto hebreo su más grande inspiración.
En una de las zonas más visitadas por los turistas en el centro de Jerusalén, muy cerca de la alcaldía de la ciudad, se encuentra la Galería Rakia cuya mayoría de sus obras fueron creadas por el pintor David Rakia, uno de las artistas más importantes de Israel. Sus obras, que se caracterizan por incluir el alfabeto hebreo de una manera espiritual y mística, están avaluadas en miles de dólares.
La vida de David Rakia, al igual que la de muchos judíos de Europa, estuvo rodeada de tragedias y pérdidas. Nació en Viena, Austria en 1928, y a la corta edad de 10 años, David, sus dos hermanos y sus padres, tuvieron que abandonarlo todo ante la amenaza nazi, huyendo en un barco hacia lo que se conocía en ese entonces como Palestina. Lo único de valor que llevaron fue una máquina de coser que les permitiría a los padres de David continuar con su oficio de sastres en su nuevo y modesto hogar.
En 1948 a la edad de 20 años, David y su hermano mayor Bruno, recientemente comprometido en matrimonio, se unieron a las tropas para combatir en la guerra de Independencia de Israel. Bruno perdió la vida en uno de los combates, mientras que David fue herido gravemente en el estómago.
Durante su recuperación, gracias a los artistas que visitaban los hospitales para motivar a los soldados en rehabilitación, Rakia descubrió su gran talento para la pintura y fue así como decidió seguir el camino del arte. Completamente recuperado, inicio sus estudios artísticos en 1953 en la prestigiosa Academia de Arte y Diseño Bezalel en Jerusalén, luego viajó a Paris para continuar sus estudios y regresó a Israel en 1960 luego de casarse. En ese mismo año el artista fue fuertemente influenciado por el judaísmo y su cultura, que en ese entonces estaba más fortalecido en la región. El alfabeto hebreo fue lo que más impactó al artista para el resto de su vida.
Aunque no era religioso, Rakia era un judío creyente y espiritual, su búsqueda de Dios lo llevó a incorporar las letras hebreas en sus pinturas, en particular las letra Tzadik (צ) la cual representa en muchas de sus obras el espíritu de Jerusalén y la letra Shin (ש) que representa a Dios, los cielos y el fuego, entre otros. Además, el apellido original del artista, Sternfeld cuyo significado es “campo de estrellas o firmamento”, comienza en hebreo con la letra Shin, sin embargo David decidió adoptar como apellido la palabra en hebreo que traduce firmamento, “rakia” (רקיע).
En los años 60 y 70 Rakia plasmó la belleza e importancia religiosa de Jerusalén, y en los años 80 también incluyó la conexión entre la espiritualidad y el cosmos en los numerosos estilos de sus pinturas.
En muchas de sus obras que representan escenarios y lugares de Jerusalén se observa inmersa la letra Shin, como en este óleo de 1968 titulado “La Fortaleza”, donde además sobresale la ciudad antigua y amurallada de Jerusalén.
En los años 90 Rakia se involucró en el mundo místico de la cábala, el cual influenció tan fuertemente su estilo artístico que entre los años 2000 y 2007 se centró sólo en las letras hebreas y en palabras con significado emocional y religioso.
Estas son algunas de las palabras sobresalientes en la pintura “Letras” en púrpura.
Más palabras sobresalientes en el óleo “Letras” en gris
Durante toda su vida artística, las obras de Rakia fueron exhibidas en Tel Aviv, Paris, Viena y otros lugares del mundo. El costo de las pinturas sobrepasan los 20.000 dólares.
En sus últimos años de vida David Rakia padeció la enfermedad de Párkinson, sin embargo con mucha dificultad continuó pintando con un estilo más abstracto, hasta el 2012 año en que el cáncer apagó su vida.
La Galería Rakia está ubicada en la calle Shlomzion Ha-Malka, en el centro de Jerusalén donde hablamos con la hija menor del artista, Karin Rakia, quien gentilmente nos proporcionó las imágenes de este artículo.