Esta extraordinaria panorámica, tomada por Milan Kout, visitante de la República Checa, nos ofrece una vista dorada de la ciudad de Jerusalén, apreciada en todo su esplendor y amplitud desde el histórico Monte de los Olivos. Entre los deslumbrantes colores arenosos y el verde intenso de la vegetación persistente, se mimetizan siglos de culturas milenarias y los ecos de las confrontaciones que han enmarcado la lucha por la posesión de una de las ciudades más emblemáticas del medio oriente.