Continuamos con los cinco fascinantes museos en Jerusalén que hacen parte de un grupo muy particular al cual se le dio recientemente el nombre de “estrella de Jerusalén”. Al igual que los descritos en la primera parte de este especial, el valor histórico y cultural de los siguientes museos los hace imperdibles para cualquiera que visita la capital de Israel.
(Lea también: Cinco museos en Jerusalén que debes visitar si quieres conocer más a fondo a Israel – Primera parte)
Museo de Arte Judío Hechal Shlomo
Muchos se han hecho esta pregunta: ¿porque la cultura judía se ha mantenido a través de la historia a pesar de los numerosos intentos por desaparecerla? Gran parte de la respuesta a este interrogante se encuentra en el Museo de Arte Judío Hechal Shlomo ubicado en el corazón de Jerusalén, en el antiguo edificio del Rabinato de Israel construido con el apoyo del filántropo judío británico Isaac Wolfson.
Después de la Segunda Guerra Mundial, a finales de los años 40, se intentó recolectar los objetos de la cultura y tradición judía que sobrevivieron a la destrucción total en el Medio Oriente y Europa Oriental, lográndose conformar una invaluable colección de 4000 objetos. Aunque muchos de los elementos acopiados no se destacan por su belleza, las historias en torno a ellos, donde sobresale el esfuerzo por mantener las tradiciones milenarias y la firmeza en las convicciones religiosas, son de inmenso valor cultural y espiritual no sólo para los judíos sino para personas de diferentes credos y costumbres.
La influencia de la cultura árabe en los judíos que vivieron en países como Yemen y Marruecos es otro de los temas visibles entre los objetos de la exhibición permanente del museo.
Un ejemplo de las emotivas historias detrás de los objetos del museo es la representada por dos hanukiot o candelabros de nueve brazos que pertenecieron a la Gran Sinagoga de Varsovia en Polonia, las cuales fueron desarmadas y enterradas por el rabino de la comunidad a comienzos de la Segunda Guerra Mundial, para luego buscar desesperadamente quién se quedara con ellas. En la época, una mujer sueca no judía compró los grandes candelabros para ayudar y proteger a los judíos de la comunidad polaca y sólo hasta los años 70 llegó con dos maletas al Museo en Jerusalén y las entregó por su iniciativa junto con un poema que escribió sobre el retorno de las hanukiot al pueblo de Israel. Tales objetos fueron lo único que se recuperó de la sinagoga en Varsovia, completamente destruida durante la guerra.
El museo también alberga objetos personales y la oficina (con su distribución original) del primer gran rabino de Israel desde la formación del estado, el polaco Isaac Herzog.
El arte moderno, la historia del pueblo judío y sus tragedias se combinan en el museo a través de exhibiciones especiales como la que actualmente se presenta con el título “…y a pesar de todo las letras florecieron”, la cual toca el profundo tema del significado espiritual del holocausto para el pueblo judío. En esta exhibición, que combina arte y multimedia, se representan las luchas de los judíos en el gueto de Vilna, hoy capital de Lituania. El énfasis de las representaciones está en relatar la fortaleza de las comunidades judías, lo que les permitió mantenerse unidas y perpetuar su identidad y memoria.
En la exhibición dedicada a los judíos del gueto de Vilna se encuentran algunos de los 380 rollos de la Torá que estuvieron en poder del gobierno de Lituania y sólo hasta el 2001 fueron entregados a Israel, la gran mayoría se encontraban en un alto estado de deterioro. Los rollos de la foto se conservan en el museo como reliquias y memorias de los judíos lituanos.
“Quienes no son judíos vienen al museo a conocer el judaísmo desde otro punto de vista»… «encuentran los valores universales de otras culturas representadas en el arte judío.”
–Shlomit Zabag, directora del Museo de Arte Judío Hechal Shlomo
Los libros también sirvieron como una forma de protección para los judíos. En vez de sacos de arena las barricadas estaban hechas de manera alegórica con libros como se representa en la exhibición temporal del museo.
Ubicación: Calle King George 58, Jerusalén
Costo de la entrada: adultos, 20 shekels; niños y estudiantes, 15 shekels; israelíes pensionados 10 shekels; familia con dos niños, 50 shekels.
Museo de Arte Islámico
Las personas que no conocen de cerca la realidad de Israel se preguntarán cómo es posible que haya en este país un museo de arte islámico y en especial uno de tan elevada importancia a nivel mundial para la cultura árabe.
La respuesta está en la intensión y voluntad de su fundadora Vera Bryce Salomons perteneciente a una adinerada familia judía de Inglaterra y quien se destacó por su labor filantrópica y firme voluntad de promover el acercamiento y mutua compresión de las culturas árabe y judía.
Como estudiante de la Universidad Hebrea de Jerusalén durante los años 20, Salomons estudió la cultura islámica comprendiendo su riqueza artista, hecho que la impulsó a crear el museo en honor a su profesor de arqueología y amigo Leo Arie Mayer. Con sus conocimientos, dinero y la ayuda de varios académicos, Vera Salomons logró reunir una impresionante colección durante muchos años y la complementó con las piezas de la colección privada del profesor Mayer.
El museo abrió sus puertas al público en 1974, varios años después de la muerte de Salomons, en un edificio de especial belleza arquitectónica que incluyó detalles de la cultura islámica en su diseño y decoración.
El hecho de ser un museo en Israel sobre la cultura islámica no es lo único que hace de este un lugar especial; también la impresionante belleza de los objetos de la enorme colección de 4200 piezas con gran valor histórico deja impactados a los visitantes que por lo general tienen en sus mentes sólo la imagen conflictiva del Islam y conocen poco de su historia.
En seis de sus salas, el museo presenta su exhibición permanente dividida en varios periodos en la historia del Islam así como el arte iraní, el arte mogol de las culturas hindú y persa y el arte otomano.
El logo del museo fue tomado de una de las tazas exhibidas correspondiente al siglo X. En él está escrita la palabra “baraka” (bendición) adornada con dos aves en sus extremos y es ejemplo del uso de la escritura árabe como elemento artístico y decorativo.
El director de la institución Nadim Sheiban nos comentó que el museo posee la colección de piezas en vidrio y cerámica del arte islámico considerada la más importante en el mundo. Turistas, visitantes o israelíes judíos, musulmanes, católicos y de otras religiones llegan al museo y se van gratamente impresionados con lo visto y aprendido en él, como lo comentó Sheiban.
El museo también organiza exhibiciones temporales en las que también se exponen obras de arte contemporáneo de artistas israelíes y palestinos. Además, en el sótano de la institución se encuentra una sorprendente colección de relojes antiguos que perteneció a David Salomons, padre de la fundadora del museo.
“El museo no es sólo un lugar donde se exponen objetos, es un lugar vivo que tiene como propósito fortalecer la capacidad de convivencia y entendimiento del otro. Esta es una ciudad multicultural con diferentes poblaciones queremos transmitir un mensaje de tolerancia.”
–Nadim Sheiban director del Museo de Arte Islámico.
Ubicación: Calle HaPalmaj 2, Jerusalén
Costo de la entrada: adultos, 40 shekels; niños, 20 shekels; israelíes pensionados, 20 shekels.