La música israelí está caracterizada por ser una compleja fusión de culturas de Europa y el Medio Oriente. Judíos provenientes de muchos países llegaron a Israel llevando con ellos sus raíces culturales y musicales con las que dieron forma a la música israelí.
Este año fue inaugurado en Jerusalén un lugar de notable belleza arquitectónica, que reúne los instrumentos musicales de diferentes lugares del mundo, que a través de la historia influenciaron en la cultura y música del pueblo judío. Se trata del Museo de la música de Jerusalén, ubicado en el centro de la capital israelí.
A través de un moderno sistema de tecnología digital, el museo interactivo exhibe exóticos instrumentos musicales en siete salas separadas. Cada sala está dedicada a un grupo cultural específico, y cuenta con bellísimos detalles decorativos propios de cada uno.
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Recorrimos el Museo de la Música de Jerusalén, donde se narra la influencia cultural y musical que tuvieron los judíos en la diáspora, a través de una magnífica colección de instrumentos y sonidos. Esta influencia ha sido plasmada en la música de Israel hasta nuestros días.
Influencia de Asia Central
En países que hoy día se conocen como Kazajistán y Uzbekistán, vivieron numerosas comunidades judías cuya producción musical se basó en los instrumentos típicos de la región. La sala del museo donde está representada la influencia de Asia Central, tiene la misma decoración de un importante palacio de la ciudad de Bujará en Uzbekistán, lugar donde vive una antigua comunidad de judíos.
Entre los instrumentos de la sala se destaca el tar persa y sus derivaciones. El tar es un instrumento de cuerda hecho de madera de árbol de cerezo y piel de ternero. Su uso era popular en cualquier tipo de celebración o festividad.
En la sala se encuentran varios modelos de karnai, un instrumento de viento proveniente de Bujará. Esta especie de trompeta muy delgada y primitiva, era usada especialmente para acompañar a los novios en las bodas. Como éste hay varios instrumentos de viento bastante largos que sólo alguien bien entrenado puede hacerlos sonar.
El kamanché es otro instrumento persa de cuerda originario de Azerbaiyán, muy similar al violín. Mark Eliyahu, uno de los músicos más importantes del mundo que toca este instrumento, es un judío nacido en Azerbaiyán. A los siete años Mark emigró a Israel junto con su familia, donde ha cultivado su herencia musical.
Otro instrumento típico de la música persa, que también influenció en la música hebrea, es el antiguo santur. Este es una derivación del salterio, mencionado en libro del profeta Daniel. Sus 72 cuerdas tocadas por percusión generan un hermoso sonido muy popular en la cultura persa.
Influencia del Norte de África y Andalucía
La sala del museo donde se representan las culturas del Norte de África y Andalucía es de belleza impactante. Durante año y medio se construyó y decoró la sala con elementos traídos directamente de Marruecos. El hermoso techo de madera, puertas, marcos y muebles fueron hechos a mano por artesanos marroquíes.
Los judíos que vivieron en el norte de África y España, también hicieron uso de instrumentos como las qraqeb o castañuelas marroquíes. Estas piezas metálicas con dos partes cóncavas unidas con lazos de cuero, son los antepasados de las castañuelas españolas.
La gaita de Túnez o mizwad es un instrumento de viento con un saco hecho en cuero que se llena de aire. Los sonidos son generados por el paso del aire a través de flautas de bambú y cuernos de vaca.
Un instrumento hecho sólo con elementos orgánicos también se destaca en esta sala del museo. El sintir azuz es elaborado con madera forrada con piel de camello. Las cuerdas no son de metal, éstas son hechas con los tendones de los camellos. Aunque es artesanal, este instrumento originario de Marruecos, produce con fidelidad el sonido de un contrabajo.
Influencia de Yemen y otros pueblos de África
En la sala más pequeña del museo se encuentran varios instrumentos musicales usados por los judíos de diferentes lugares de África. Aunque los judíos de Yemen no desarrollaron instrumentos musicales, se destacaron a cultivar su voz con técnicas de canto muy presentes en la música israelí hoy día.
En países como Etiopía, las comunidades judías hicieron uso de instrumentos como el adondo, un tambor con láminas de cuero en sus dos extremos, en los que van ajustadas cuerdas a lo largo. Al colocarlo debajo del brazo, el sonido emitido cambia de acuerdo con la tensión ejercida en las cuerdas.
Diferentes tipos de marimbas o kalimbas también hicieron parte de la cultura judía en Etiopía. Estas son hechas con superficies cóncavas de madera, corteza de calabaza o coco, en las que se colocan lengüetas metálicas o de madera.
En la sala también se encuentra un arpa africano, que a diferencia de otras arpas, no tiene el brazo delantero característico y su tamaño es mucho más pequeño.
Influencia europea en la música judía
En la sala dedicada a la influencia europea en la música judía los instrumentos de cuerda son los más numerosos. La música jasídica que floreció en Europa, tuvo en realidad su origen en Israel. Entre los siglos XVII y XIX, judíos adinerados nacidos en Europa realizaron numerosos viajes a la Tierra Santa. Uno de los objetivos de estos enviados, conocidos como Shadarim, era apoyar económicamente a los judíos que en ese entonces habitaban en Israel.
Estos emisarios rabínicos llevaron de vuelta a Europa la música y ritmos desarrollados por los judíos en la tierra de Israel. A través de los años, la música hebrea surgida en el Medio Oriente continúo su evolución con la influencia europea.
Numerosos tipos de liras se exhiben en la sala europea del museo. Estas se diferencian en la forma de la caja acústica y en el número de cuerdas, el cual puede variar desde unas pocas hasta más de 100.
Un curioso instrumento procedente de Latinoamérica se exhibe en la sala dedicada a Europa. El charango fue introducido en la cultura musical europea en siglo XX. La caja acústica de este instrumento de cuerda se elaboraba con madera y el caparazón de un armadillo.
Actualmente, por ser un animal en peligro de extinción, el armadillo dejó de ser utilizado para la fabricación del charango.
Herencia musical de la zona de los Balcanes
Los judíos de países como Turquía, Grecia y Rumania también tuvieron una particular producción musical. Instrumentos como el canon procedente de Turquía, se exhiben en la sala del museo dedicada a la Península Balcánica. Músicos y cantantes israelíes importantes han utilizaron este instrumento en su canciones.
El busuki, instrumento de cuerda muy popular en la cultura de Grecia, también hizo parte de la cultura judía. A la apertura del museo asistió el hijo de un sobreviviente del holocausto en Tesalónica, a quien le permitieron vivir gracias a su carisma para tocar el busuki. Este logró impresionar a los nazis, quienes mostraron fascinación por la música de este instrumento, inusual para muchos europeos.
Influencia iraquí, siria e hindú
Fueron muchos los judíos que recibieron la influencia musical de las culturas iraquí, siria e hindú. Esta influencia se remonta desde la primera deportación a Babilonia hasta la época del mandato británico que dominó en Iraq e India. Un gran número de judíos emigraron a ciudades como Bombay y Bagdad, tomando con el tiempo sus estilos musicales.
Una réplica del arpa babilónico, que existió hace 3000 años, se exhibe en la sala correspondiente a esta antigua zona. El arpa fue elaborada por un artista y músico quien reprodujo cada detalle del antiguo instrumento. En él se destaca la cabeza de toro, animal de gran importancia en la cultura y creencias de Babilonia.
No podía faltar en esta sala, el laúd, uno de los instrumentos musicales de más importancia en la cultura árabe y judía de la zona. A diferencia de la guitarra, el laúd tiene tres aberturas en su caja acústica, adornados con hermosas piezas talladas.
El Templo de Jerusalén y su conexión con la música hebrea
En la sala hebrea del museo se exhiben numerosos tipos de liras y modelos de shofar característicos de la cultura hebrea. Tambores y flautas que tuvieron su origen en Israel hacen parte de la sala, en cuyo centro se encuentra una réplica del Templo de Jerusalén.
La tradición musical hebrea tuvo su origen en la tribu de los levitas quienes según los relatos bíblicos se encargaban de las alabanzas en el templo.
A través de un sistema de realidad virtual, en la sala se puede hacer un único recorrido por un modelo tridimensional del templo.
Aunque el costo de la entrada al museo es un poco alto si se compara con otros pequeños museos de Israel; la tecnología, belleza arquitectónica y la forma como se presenta la diversidad cultural que dio origen a la música israelí, hacen de la visita al museo una experiencia inolvidable.