El sitio web del canal 2 en Israel, publicó un artículo cuya tema central es la eutanasia. La motivación de este fue el fallecimiento de Adi Talmor, una personalidad de los medios de comunicación en Israel, quien a sus 58 años quiso poner fin a su vida ya que padecía de un grave cáncer pulmonar. El artículo, originalmente en hebreo, expone cuál es la posición oficial que tiene Israel ante un tema tan polémico y delicado como la eutanasia.
La Eutanasia, ¿Quién tiene el derecho de quitar la vida?
Autor: Yair Nativ
Publicado: Agosto 9 de 2011
Ayer se dio a conocer la decisión de Adi Talmor de terminar con su vida, debido a una complicada enfermedad terminal. Médicos y rabinos están en contra de acortar la vida incluso en el caso de sufrimiento extremo, pero los que apoyan la eutanasia enfatizan: “El hombre también necesita tener autoridad para escoger su muerte.”
La mayoría de nosotros no quiere pensar en eso. Enfermedad grave, sufrimiento, muerte; son temas que el ocuparse de ellos causa molestia al corazón y al espíritu como ninguna otra cosa. Sin embargo la muerte de Adi Talmor puso nuevamente en los titulares el tema de la eutanasia.
¿Acaso se puede elegir no dar tratamiento a una persona enferma?, ¿Le es permitido al hombre, en caso de sufrimiento extremo, terminar con su vida?, ¿Acaso la vida está definida sólo a través de la existencia de pulso o debe considerarse también la calidad de vida?
La ley en Israel apoya de manera limitada la eutanasia. La ley del paciente desahuciado permite desde el 2005 a una persona que sufre de una enfermedad terminal, cuya esperanza de vida es no mayor a seis meses, exigir que no se le extienda su vida por medios artificiales.
Bina Dibon, de 81 años, presidenta de la asociación sin ánimo de lucro Vivir y morir con dignidad, explica que en la ley existen defectos significativos: “Hay enfermedades terminales en las que no es posible fijar una esperanza de vida de seis meses. También hay un debate acerca de qué es un tratamiento para prolongar la vida. La ley dice que es permitido no dar inicio a un tratamiento. Por ejemplo, si una persona necesita recibir quimioterapia o una diálisis, es legal no dar comienzo a estos. Pero hay tratamientos como los suministrados con máquinas de resucitamiento o respiradores artificiales, los cuales no es está permitido retirarlos una vez se han conectado. Si desconectamos – eso es muerte. La ley no autoriza la desconexión.”
En este punto es importante diferenciar entre dos tipos de eutanasia.
La eutanasia pasiva significa no realizar una extensión artificial de la esperanza de vida, mientras que la eutanasia activa consiste en adelantar el tiempo de la muerte natural y evitarle al enfermo un sufrimiento por el que se espera que atraviese.
La ley israelí no permite la eutanasia activa, y por lo tanto Adi Talmor escogió terminar con su vida en Suiza, con la ayuda de la organización “Dignitas.” En 14 años desde su fundación, la organización ha ayudado a más de 1000 enfermos terminales de todo el mundo a dar fin a sus vidas. La eutanasia es llevada a cabo a través de la ingestión de una bebida venenosa y después de ella el enfermo cierra sus ojos por última vez.
“Nosotros afirmamos que el hombre necesita tener autonomía sobre su cuerpo”, dice Dibon.
Según los principios de la organización, así como el hombre tiene autonomía para tomar decisiones en el transcurso de su vida, de la misma manera la necesita al final de sus días. “El hombre puede escoger como vivirá o como educará a sus hijos, esas son cosas que se comprenden por sí mismas”, ella agrega, “En el momento en que la persona se enferma, esta es puesta en las manos de los médicos. Ellos deciden que hacer. El enfermo no está autorizado para expresar su opinión. Nosotros afirmamos que el hombre también necesita tener autoridad para escoger su muerte.”
Pero muchos médicos no están conformes con la postura de los defensores de la eutanasia, ya que han sido instruidos para salvar la vida y no perderla. En este caso, más allá de las consideraciones particulares y las objeciones de consciencia de cada médico, surge la pregunta: ¿Qué está incluido en el concepto de vida?
Dibon: “Nosotros afirmamos que la vida es calidad. En el momento en que la vida pierde su calidad, ya no es vida. Si no existieran los respiradores artificiales u otras máquinas que prolongan la vida, la persona moriría de todas maneras. No es que el tratamiento médico le devuelva la salud o se la mejore. La persona pierde su dignidad, los miembros de la familia sufren y por lo tanto el concepto de la lucha por la vida adquiere un significado totalmente distinto.”
Dios es el dueño del cuerpo
La principal oposición en Israel a la eutanasia viene del judaísmo, y en la opinión de Dibon “Gran parte de las argumentaciones no se justifican. Es cierto que según el judaísmo está prohibido dar muerte de manera activa, pero en casos específicos el suicidio está permitido, por ejemplo cuando el sufrimiento no se puede curar o aliviar. El problema es que entre nosotros la religión está ligada a la política y no siempre las consideraciones religiosas son, como se aparenta, por la salud.
El rabino Menajem Burshteim director del Instituto Pua (Por sus siglas en hebreo: Fertilidad y medicina según la Halaja o Ley Judía) y miembro del comité de ética del ejército, opina que al considerar el asunto se debe tener en cuenta que el hombre no es dueño de su propio cuerpo: “Según la Halaja las personas están obligadas a cuidar de su cuerpo, mientras que Dios es su dueño. El hombre que se suicida no puede ser sepultado regularmente sino que será enterrado por fuera del cementerio o en un área especial de él.”
Sin embargo, en relación con la eutanasia, también los rabinos se encuentran divididos. Rabinos como Mordejai Eliyahu y el rabino Eliashiv Sheiarij Hiamim afirman que “incluso hacer algo que acorte la vida del hombre en una hora, está prohibido.”
A pesar de esto, el rabino Shlomo Zalman afirma que si el enfermo es totalmente incurable, está sufriendo y padece tribulación, es posible suministrarle analgésicos, comida, antibióticos y administrarle respiración artificial, pero no se deben llevar a cabo acciones para salvarlo. Por ejemplo no es debido realizar operaciones que ayuden a prolongar su vida en una o dos semanas. Es lo que se denomina “Siéntate y no hagas”.
El rabino y doctor Yigal Shapran, especialista en medicina y Halaja y profesor universitario en el tema de ética médica, explica que existe una brecha entre la ética general y la judía. En el judaísmo, se asume que el hombre no es dueño de su cuerpo y no puede de ninguna manera acortar su vida. “Parte de las concepciones existentes entre los éticos generales, es el hecho de que en situaciones extremas le es permitido al hombre implementar acciones pasivas con el fin de no prolongar su vida.”
El rabino Shapran es muy cauteloso en sus opiniones. El comenta: “Como habrá notado, yo digo esto en palabras que desaprueban en mucho el acto del suicidio. Si hay tratamientos para prolongar la vida por coacción o forzadamente, no es obligatorio hacer uso de ellos en todos los casos. Pero también la ética general asume que no hay que retener de ninguna manera la vida en las manos.”
Una de las razones de tal cautela, radica en que la práctica de un acto como este, especialmente si es protagonizado por personalidades de los medios, puede promover el suicidio motivado por razones como un amor no correspondido o depresión. Sharpan comenta: “Esta responsabilidad nos compromete mucho a nosotros”, El rabino Burshteim se une a esta opinión.
Artículo original: http://www.mako.co.il/spirituality-popular_culture/Article-7beb85d551da131006.htm