Latinos en Ramla, una fuerza laboral que se debate entre la adaptación y la supervivencia


A 48 km de Jerusalén se encuentra Ramla, una pequeña ciudad israelí con cerca de 74 000 habitantes que desde hace 10 años ha recibido a cientos de nuevos inmigrantes latinoamericanos. Es tal el número de latinos en Ramla, también conocida como Ramle, que su presencia se nota cuando se recorren las calles de esta población. Sin embargo, aún es más notoria la presencia de la comunidad árabe cristiana y musulmana. Según la Oficina Central de Estadística de Israel, el 77.9% de la población de Ramla es judía, mientras que el 22.1%  es árabe.

Dentro del porcentaje de judíos están incluidos los olím o nuevos inmigrantes,  entre ellos cerca de 1300 latinos de diversos niveles socioculturales provenientes de países como Colombia y Perú que llegaron a Israel cobijados por la Ley del Retorno.

Israel desde adentro habló con Helma Katz , quien llegó a Ramla en el 2011 junto con su familia proveniente de Colombia y desde hace más de dos años trabaja en la Oficina de Inmigración y Absorción para América Latina ayudando a los latinos con los trámites y etapa inicial de su adaptación al país.

Antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial, el bisabuelo judío de Helma y uno de sus hijos, viajaron desde su natal Alemania hacia Suramérica con la intención de conocer y decidir establecer allí su nuevo hogar. Desafortunadamente, el bisabuelo de Helma nunca pudo reunirse con su esposa y demás hijos quienes murieron fusilados en el campo de concentración de Auschwitz en Polonia.

Latinos en Ramla
Helma Katz junto a su hijo menor. Foto: Cortesía de Helma Katz

Sin embargo, el bisabuelo de Helma formó una nueva familia en Colombia cansándose con su cuñada quien sobrevivió al holocausto nazi.

Buscando un mejor futuro y recuperar sus raíces judías, Helma, su esposo y su hijo mejor decidieron iniciar el proceso de alía, que consiste en inmigrar a Israel y convertirse en ciudadano legal, bajo el derecho otorgado por la Ley del Retorno para los descendientes de judíos.

Helma hizo parte de una gran ola de inmigración latina que comenzó en el año 2006 impulsada por una iniciativa del alcalde de Ramla y la Agencia Judía.

Comenzando la vida como latino en Ramla

A diferencia de ciudades como Haifa y Ra’anana, en Ramla no hay centro de absorción donde llegan a vivir las familias de nuevos inmigrantes.  A los recién llegados se les permite vivir gratuitamente por un período máximo de 15 días en apartamentos temporales, mientras buscan una vivienda para rentar. Durante este periodo de gracia tienen acompañamiento en español, amárico o ruso por parte de funcionarios del Ministerio de Absorción y la municipalidad.

Como todos los nuevos inmigrantes, quienes llegan a Ramla deben enfrentar el reto de aprender el idioma en una escuela de hebreo o ulpán. El difícil proceso de aprendizaje de la lengua al principio causa frustración en muchos.

Así lo experimentó Helma cuando debía hablar con las maestras de su hijo: “Lloraba cuando quería preguntar cómo iba mi hijo y no me entendían. Yo tengo el defecto de llorar de la piedra (ira)…Aquí nos ven llorando y creen que somos débiles…cuando pude hablar algo de hebreo, le tuve que explicar a la profesora que las lágrimas no eran de debilidad sino de rabia… ”.

Mientras que los niños y adolescentes aprenden con facilidad el hebreo en los colegios, los adultos tardan más tiempo en familiarizarse  con éste. Muchos los latinos en Ramla deciden comenzar a trabajar al poco tiempo de llegar a Israel por razones económicas, sin estudiar las bases del idioma.

Faltando un mes para terminar el curso básico de hebreo en el ulpán, Helma sufrió un accidente automovilístico lo que la obligó a retirarse. Sin embargo, animada por sus hijos, decidió no rendirse y retomar el estudio de un idioma muy difícil, con las grandes presiones que surgen en el proceso de la aliá.

Trabajando en un jardín infantil privado, Helma aprendió mucho acerca de la vida en Israel, gracias a su jefa, también latina, y a su relación con las madres israelíes. Tiempo después trabajó en otro jardín infantil al que debió renunciar.  Para redactar su carta de renuncia, ella se acercó a la Oficina de Inmigración y Absorción para América Latina donde en esa época trabajaba un rabino apoyando a los nuevos inmigrantes.

Gracias a las buenas referencias que recibió de varias personas acerca de Helma, el rabino le propuso que trabajara como voluntaria en la oficina. Fueron más de cuatro meses en los que ella trabajo sin recibir un salario. Sin embargo, después de este tiempo, fue contratada  y ahora recibe una remuneración por su labor de apoyo y acompañamiento a los latinos de Ramla.

Junto con otros funcionarios, también suramericanos, Helma ha tenido oportunidad de ayudar a muchos latinos con la búsqueda de vivienda, servicios de salud y colegios para sus hijos. También asesoró a muchos inmigrantes en relación con la tramitología en hebreo que constantemente deben enfrentar los inmigrantes.

Latinos en Ramla
Torre de la Mezquita Blanca, uno de los lugares emblemáticos de Ramla. Fue construida a principios del siglo VIII d. C. durante el Califato Omeya.  Luego de subir los 111 escalones de la torre, se aprecia en su cima una fabulosa vista de la ciudad

 

La Oficina de Inmigración y Absorción para América Latina, además de apoyar a los olim en su llegada, también ofrece ayuda para la traducción de documentos y acompañamiento en la tramitación de seguro médico, carta de invitación y renovación de visas para familiares visitantes.

Problemas de la comunidad latina en Ramla

Por su contacto permanente con la comunidad latina, Helma habló acerca de los problemas familiares que se derivan de las numerosas horas que muchos padres le dedican al trabajo. La colombiana se refirió al tema diciendo: “Aquí en Israel hay trabajo y hay turnos, pero a muchos papás se les están saliendo los niños de las manos.”

A pesar de que algunos latinos manifiestan que emigraron a Israel por su deseo de darles una mejor vida a sus hijos, esto se convierte en una paradoja cuando los niños sufren la ausencia de sus padres, quienes por invertir una gran parte de sus vidas en los trabajos, confían la formación de sus hijos exclusivamente en los colegios. En tales circunstancias, ellos a veces quedan expuestos a malas influencias.

Latinos en Ramla
Zona residencial de Ramla vista desde la Torre de la Mezquita Blanca

En cuanto a las personas que tienen capacitación, pero realizan trabajos no calificados en Ramla y sus alrededores, Helma comenta que la falta del hebreo los imposibilita para validar sus estudios o realizar otros. Por esta razón, la Oficina de Inmigración y Absorción para América Latina está impulsando el estudio del hebreo en la comunidad latina y ahora son más los interesados en fortalecer el idioma.

El desconocimiento del hebreo es el origen de innumerables problemas relacionados con la adaptación a la sociedad israelí  y  la calidad de vida. Aunque muchos latinos tienen voluntad para integrarse; otros permanecen aislados en sus comunidades, sus niños no cumplen con sus deberes escolares por la barrera idiomática y no tienen ningún interés por la cultura del país.

En cuanto al trabajo, aunque los nuevos inmigrantes en Ramla por lo general reciben su salario como corresponde, muchos firman contratos desconociendo su contenido o, en el peor de los casos, ni siquiera firman uno.

A donde fueres has lo que vieres

Con respecto a la percepción de los israelíes con relación a los latinos en Ramle, Helma asegura que son considerados como personas muy trabajadoras y los maestros de escuela ven en los niños mucho potencial. En cuanto a la relación con los árabes, existe por lo general una buena convivencia basada en el respeto a las costumbres y credos, algo que se evidencia a diario en el campo laboral.

Latinos en Ramla
Este monumento de la zona central de Ramla, es una representación de la convivencia pacífica entre judíos, cristianos y musulmanes que por años ha caracterizado a la ciudad.

En los colegios, los niños latinos no sólo tienen compañeros árabes sino además etíopes, rusos y de otras nacionalidades de origen. Helma destaca la tolerancia que se vive en Ramla, sin ignorar los problemas sociales que toda ciudad tiene.

Al llegar a cualquier lugar del mundo, el inmigrante debe enfrentar la decisión de abrir su mente a la cultura del país que lo acoge respetando sus leyes, valores y normas de convivencia. Helma reconoce que gran parte de los latinos que ha conocido en su trabajo, están dispuestos a cambiar ciertos comportamientos que afectan su convivencia en la ciudad. Sin embargo, otros tienen muy poca voluntad de integrarse y aprender el idioma.

En los primeros años, algunos nuevos inmigrantes ven con desagrado la idea de trabajar los domingos (primer día laboral de la semana en Israel), pero con el tiempo se familiarizan con el sábado como día de descanso.

Debido a la presión ejercida por sus hijos, quienes no tienen la intención de regresar a sus países de origen, algunos nuevos inmigrantes han  transformado su percepción de Israel, viendo al país como mucho más que una fuente de trabajo y mostrando interés por aprender acerca de sus costumbres, creencias y fiestas.

A aquellos que deseen emigrar a Israel, Helma les recomienda iniciar el estudio del hebreo antes de llegar al país. Conocer el alfabeto hebreo y algunas palabras, puede ayudar a romper el temor inicial de enfrentarse con el idioma antes de llegar a un ulpán.

Otra recomendación importante es evitar firmar descuidadamente contratos con empresas de telecomunicaciones y telefonía móvil, ya que no son pocos los casos en los que dichas empresas aprovechan la ignorancia de las leyes y el bajo o nulo nivel de hebreo de sus clientes, para cobrar de más e incluso embargar los salarios de los incautos.

Como muchos israelíes, los ciudadanos de Ramla responden con simpatía cuando escuchan el acento latino y les agradan las actividades culturas latinoamericanas. Para celebrar los 10 años de la ola de inmigración latina, se realizó un evento cultural destacado de manera especial por la alcaldía de la ciudad de Ramla en su página de Facebook y su revista.

(Lea también: La aventura de comenzar un negocio en Israel. Una pareja de jóvenes latinos habló de su experiencia)

Aunque es un proceso largo y complicado para muchos, es posible adaptarse a la vida en Israel sin dejar de lado la identidad latina, reconociendo y respetando las diferencias de mentalidad para hacer posible la buena convivencia en una ciudad multicultural como Ramla.

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