Por esta época, judíos en Israel y todo el mundo se preparan para celebrar la Fiesta de Sucot. También conocida como la Fiesta de los tabernáculos o las cabañas, en ella se conmemora la permanencia del pueblo de Israel en el desierto luego de la salida de Egipto.
Durante siete días, las familias judías se reúnen en una sucá o cabaña rudimentaria donde todos se sientan a comer. Los más religiosos, principalmente los hombres, tienen la tradición de además dormir en la cabaña.
Otra de las tradiciones de Sucot consiste en reunir las cuatro especies, en hebreo llamadas Arbaat Haminim. Los judíos religiosos y tradicionalistas siguen este mandato cuyo fundamento se encuentra en el libro de Levítico 23:40. En este versículo le es ordenado al pueblo de Israel: “Y tomaréis el primer día ramas con fruto de árbol hermoso, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos, y sauces de los arroyos…”
Desde la época talmúdica (200 – 500 d. C.) hasta el día de hoy, las cuatro especies seleccionadas por los judíos han sido el etrog o cidro, el lulav o ramo de palma, un ramo de hadás o mirto y una rama de aravá o sauce.
Según la tradición y ordenanzas talmúdicas, la selección de las cuatro especies no es un proceso simple. Éstas deben cumplir las estrictas exigencias de la halajá o Ley judía, con respecto a su forma, olor y color. Es por eso que en especial los más religiosos, se toman su tiempo para escoger cuidadosamente las cuatro especies.
Seleccionando las cuatro especies para Sucot
Visitamos el Mercado de las cuatro especies en Jerusalén, ubicado sólo por unos días antes de Sucot, frente al mercado central de la capital israelí. Además del colorido, en el lugar se destaca la manera rigurosa como los ultraortodoxos observan detalladamente cada centímetro y extremo de las especies.
Para los religiosos el etrog “casher” no debe tener manchas de suciedad o marcas dejadas por los insectos. Para algunos es importante que el fruto sea lo más simétrico posible. En el caso del lulav los compradores revisan que la palma esté cerrada y sea muy recta. En particular los ultraortodoxos observan con pequeñas lupas que las ramas centrales del lulav estén perfectamente unidas.
El alto costo del etrog perfecto
Quien busca el etrog perfecto debe estar dispuesto a pagar por él. Uno de estos frutos que cumpla las condiciones de los más exigentes, puede costar más de 500 shekels (US $130). Sin embargo, en este mercado de Jerusalén se pueden conseguir las cuatro especies por la modesta suma de 70 y hasta 50 shekels.
Pero el costo de los Arbaat Haminim no es tan alto como el de una sucá o cabaña. Éstas pueden superar los 2000 shekels (US $523), y no todas las familias tienen un espacio donde construirlas. Por estas razones en Israel son varias las organizaciones que construyen cabañas comunitarias en las que se pueden reunir varias familias.
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La tradición de comer en la sucá con familiares y amigos, también es seguida por muchos judíos seculares en Israel, quienes sin toda la rigurosidad de la Ley judía, disfrutan de la festividad y conservan la tradición.