Vivir como artista en cualquier parte del mundo no es nada sencillo y mucho más cuando se lucha por forjar la vida en un país extranjero con lengua y costumbres distintas. Para Gustavo Iusim, un mago latinoamericano en Israel, esta lucha ha sido fuente de gratas experiencias y grandes satisfacciones, gracias a su talento y alma solidaria con las que llegó a construir su vida.
Desde muy pequeño Gustavo se enamoró de la magia en su natal Argentina y aunque estudio contaduría, se formó y trabajo como mago profesional durante varios años. Junto con otros colegas, creó la organización sin ánimo de lucro Red de Magos Solidarios (MASO) para llevar la alegría de la magia y el ilusionismo a adultos y niños necesitados en hospitales y zonas de escasos recursos.
En su juventud y por sus raíces judías, Gustavo viajó en varias oportunidades a Israel. En cada viaje conoció un poco del país y trabajó en un kibutz, pero sólo hasta el año 2000 y siendo mayor de 30 años, decidió realizar su sueño de vivir en Israel e hizo aliá junto con su esposa y dos hijos de ella de un matrimonio anterior.
Gustavo y su familia llegaron a la ciudad de Ashkelon (también conocida como Ascalón) donde fue recibido por un familiar quien le ofreció su vivienda durante el primer mes en Israel. Ya que con los años olvido los conocimientos de hebreo adquiridos en su niñez y adolescencia, Gustavo comenzó nuevamente a estudiar el idioma en un ulpán junto con su familia. Para él, la ayuda recibida de sus familiares y amigos establecidos desde hace muchos años en Israel, fue de gran importancia para su llegada y crucial para iniciar la búsqueda de trabajo.
Aunque pensó que desde un comienzo no trabajaría como mago, tan sólo una semana después de haber llegado a Israel, a través de un contacto se enteró de que un grupo de latinos estaba buscando un mago para realizar un show en español, oportunidad que Gustavo aprovechó de inmediato y lo impulsó para tomar la iniciativa de buscar una entrevista con la administradora del Centro Comercial Giron en la ciudad de Ashkelon, a pesar de la precariedad del idioma. Recordando ese momento Gustavo comentó: “Con 15 palabras en hebreo conseguí que esa persona me atendiera… hablando un poco con señas, pero le hice un truco de magia y la administradora se quedó sorprendida…”
Sin muchas palabras, pero con buena magia, Gustavo logró su primer contrato para trabajar como mago ante un público israelí y gracias al éxito de su show en el centro comercial la administradora lo recomendó con particulares y representantes de organizaciones.
Ya que el nivel de los magos israelíes es bastante alto, Gustavo tuvo que presentar un difícil examen ante un jurado de varios magos para formar parte de la Asociación de Magia de Israel, desafío que logró superar a los tres meses de haber llegado al país con una presentación que convenció completamente a los jueces israelíes.
Durante los años que vivió en Ashkelon, Gustavo presentó un proyecto ante el ayuntamiento con el cual pretendía acercar la magia a los niños y jóvenes en riesgo social y así alejarlos de las calles y las drogas. Su iniciativa fue aprobada y Gustavo trabajó enseñando magia en un colegio, a través de cursos especiales durante cerca de cinco años.
Gracias a que en la magia y el ilusionismo el idioma no es tan indispensable como los gestos y trucos para cautivar, el hebreo no fue una barrera para Gustavo, quien con su talento y confianza conquistó al público israelí y además continuó con otra de sus pasiones: realizar espectáculos de solidaridad con los cuales ha hecho reír y fascinar a mucho niños y adultos, no sólo en Israel sino en otros 20 países del mundo.
La Red de Magos Solidarios, surgida en Argentina, tiene ahora miembros en muchos países y Gustavo es el representante para Asia y Europa. Su destacada labor social la ha realizado no sólo en hospitales, escuelas y albergues para adultos de la tercera edad. Durante las últimas guerras y ataques a Israel, este mago latinoamericano ha llevado su show a los refugios en zonas amenazadas y aunque sabe que a veces corre peligro, no renuncia en su empeño en llevar la alegría de la magia a aquellos en dificultades.
Con su espectáculo de ilusionismo, Gustavo ha hecho sonreír a muchas personas en países como Tailandia, donde junto al embajador de Israel en ese país organizó un show de manera voluntaria en dos hospitales donde además dio a conocer el lado solidario y positivo de los israelíes en esa región.
Gustavo ha sido merecedor de muchos reconocimientos por su destacada labor social. La Asociación de Magos de Israel le otorgó el premio al “Mago Solidario del Año” en el 2006 y el Club de Leones Latino lo nombró el “Personaje del año” en el 2015, entre otras distinciones.
Luego de 15 años en Israel, este talentoso mago latinoamericano ha superado la barrera idiomática y ha llevado su trabajo de entretenimiento a empresas privadas como Coca Cola, Intel y HP en Israel.
«A nivel artístico lo que proviene de Latinoamérica es muy aceptado en Israel…me adapté muy bien a la forma de pensar del israelí sin renunciar a mi esencia y a nuestra alegría como latinos»
Gustavo se divorció y formó una nueva familia hace ocho años junto a su actual esposa con quien tiene una pequeña hija llamada Daniela. Hoy en día reside en la ciudad de Netanya y aunque extraña a familiares y amigos que dejó en Argentina, él afirma que después de todos estos años se siente israelí sin haber cambiado sus costumbres, mentalidad y positivismo latinoamericano.
Con respecto a su proceso de adaptación y su vida en Israel, el mago comenta: “me siento totalmente satisfecho porque puedo vivir en un país hermoso a pesar de sus dificultades… puedo trabajar en lo que me gusta, soy independiente, vivo en una ciudad frente al mar, conocí a mi esposa e hicimos realidad el sueño de tener un bebé…tengo todo lo que quería”.
Para otros artistas que quieran hacer su vida en Israel Gustavo recomendó: “…la actitud de una persona es fundamental, aquí nada es fácil. Está el problema del conflicto, pero a pesar de eso yo me siento mucho más seguro que en Argentina”.
Con su destacada labor humanitaria, Gustavo no sólo se ha convertido es un embajador de Israel ante el mundo sino en un representante del gran corazón y buena voluntad de los latinoamericanos que construyen su vida en el medio oriente.