Los profesionales latinos que necesitan revalidar sus títulos para trabajar en Israel deben pasar por un proceso en el que estudiar el hebreo es fundamental. Este requisito es aún más esencial cuando se es un abogado latinoamericano en Israel para quien la exigencia idiomática va mucho más allá de conocer el lenguaje básico del día a día.
Liliana Goldestein, una abogada judía de Argentina, decidió comenzar una nueva vida en Israel a finales de 1977 luego de estudiar la carrera de Derecho a sus 29 años. Al llegar, la abogada comenzó sus estudios de hebreo y a integrarse a Israel que en aquella época era completamente diferente a lo que es ahora, sin los avances, organización e infraestructura que posee hoy día.
Luego de casarse y tener a sus dos hijas, Liliana inicio el proceso para revalidar su título profesional con ayuda del Ministerio de Absorción, etapa muy difícil ya que el hebreo jurídico es más técnico y complicado que el hablado en las calles; sin embargo, con mucho esfuerzo la abogada aprobó todos los exámenes y para culminar el proceso de reválida debía realizar una práctica de un año.
Por varios motivos, uno de ellos el hecho de vivir solos en Israel con sus dos pequeñas hijas, Liliana y su esposo tomaron la decisión de regresar a Argentina en 1985 sin que ella realizara la práctica que le permitiría culminar la validación profesional.
En el año 2004 la hija menor de Liliana se aventuró a regresar a Israel sola, a pesar de la oposición de la abogada quien terminó por aceptar la decisión de su hija. Cuando Liliana visitó Israel en el 2005 no reconoció el país, quedó totalmente asombrada con la transformación y avance de éste en el transcurso de los 20 años anteriores.
Luego de esa visita, Liliana y su esposo tomaron la decisión de regresar a Israel en el 2006; sin embargo retornar no fue nada sencillo; en esos 20 años de ausencia las leyes del país cambiaron completamente y fue necesario que Liliana comenzara nuevamente todo el proceso de revalidación el cual consta de la aprobación de ocho exámenes y un año de práctica en un estudio jurídico o un organismo estatal.
Los abogados olim o nuevos inmigrantes que deseen revalidar sus títulos, deben tomar varios cursos preparatorios en el Colegio de Abogados de Israel, subvencionados por el Ministerio de Absorción.
Aunque la abogada recordaba el hebreo básico, el lenguaje jurídico aprendido años atrás lo había olvidado casi por completo lo que dificultó aún más todo el proceso de reválida mientras vivía en la ciudad de Ra’anana y estudiaba en el Colegio de Abogados de Tel Aviv.
Las ocho pruebas escritas se llevan a cabo en Jerusalén y solo hay dos oportunidades en el año para presentarlas. Quienes deseen realizarlos en un idioma distinto al hebreo deben pagar una costosa suma por la traducción. Los exámenes de cada materia se realizan en el mismo mes, en diferentes fechas y está permitido el uso de diccionario.
Para Liliana fue un duro comienzo ya que el nivel de hebreo necesario para aprobar los exámenes es muy elevado, pero armada con mucha determinación y disciplina se preparó para presentar las primeras pruebas a los cuatro meses de haber retornado a Israel; tenía entonces 56 años de edad. Luego de año y medio, Liliana aprobó los ocho exámenes, siendo el derecho civil y el laboral los temas de mayor grado de dificultad para ella.
Otra barrera que la abogada tuvo que sobrepasar fue la búsqueda de un lugar para realizar la práctica. Conseguirlo es muy competido por el alto número de estudiantes israelíes que anualmente buscan el mismo objetivo.
Debido a la desventaja de su edad y al hecho de no dominar completamente la lengua hebrea, Liliana tardó más de tres años para que la aceptaran en un lugar dónde realizar la práctica. Luego de dirigirse a muchas oficinas de abogados y de buscar a través de internet y los periódicos, una firma de abogados israelíes finalmente se comunicó con ella y la aceptó, gracias a que en aquel lugar habían tenido una buena experiencia previa con un abogado inmigrante y mayor.
Durante el año de práctica en Israel los abogados reciben el sueldo mínimo, que en el caso de los inmigrantes es pagado por el Ministerio de Absorción. Con respecto a su experiencia en el estudio de abogados en la ciudad de Ramat Gan, Liliana comentó: “Aprendí muchísimo, me hacían trabajar muy duro y me exprimían pero aprendí bastante.”
Terminado el año de práctica, Liliana buscó trabajo en firmas de abogados y empresas particulares pero no tuvo éxito por estar cerca de los 60 años, razón por la cual decidió trabajar como independiente.
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En la actualidad la abogada argentina trabaja para clientes latinoamericanos en casos que en su mayoría se originan por problemas laborales como la explotación o falta de pagos y en casos de derecho familiar como divorcios. Ella además trabaja en la traducción de documentos y dicta clases de hebreo.
La abogada comentó que el sistema judicial en Israel es diferente al de Argentina y los países latinoamericanos los cuales se rigen por códigos en diferentes áreas legislativas como el código civil, penal y de comercio; en Israel no hay códigos, lo que determina el fallo de un caso son las denominadas leyes fundamentales y sus derivadas, las cuales se pueden modificar con más rapidez y facilidad que los códigos.
Según la abogada, la justicia en Israel comparada con la latinoamericana, es notoriamente más rápida y “realmente funciona”. La efectividad del sistema legal del país se debe en gran parte a que la corrupción de los jueces es muy poca a diferencia de los países latinos. Liliana destaca el hecho de que en Israel la ley realmente se aplica en la mayoría de los casos sin importar que tan influyentes, poderosas o adineradas sean las personas implicadas.
En cuanto a las dificultades que enfrentan los inmigrantes, la abogada argentina reconoce que no es nada fácil para un latinoamericano trabajar como abogado en Israel y considera esencial mantener un carácter firme con un deseo constante de superación sin importar la edad.